martes, 17 de julio de 2007

Monotonías

Sucede que mi rostro pareciera no decir nada, porque todo cuanto puede verse no es sino un fósil atrofiado por las horas insistentes. Por eso voy siempre hacia abajo, como la lluvia de gotas afiladas. Mis ojos proyectan sombras y barrancos, mientras que mis manos… mis manos están abiertas a la peste que hierve bajo tierra. Hago grandes hoyos en el barro y encuentro charcos en donde reflejar mi boca; el agua muestra unos dientes inconformes, quebrados de tanto arrancarme las uñas. De vez en cuando me río como un niño tonto, sin darme cuenta; así paso largos ratos, sin cruzar la vista del estero. Entonces voy a echarme junto a las hienas para que riamos todos juntos; pero pronto me aburro, porque ríen de cosas que pasan frente a ellas, de objetos, de colores, y yo me río del vacío, de lo incoloro. Llevo tantos, tantos años en lo mismo…

1 comentario:

Anónimo dijo...

buena prosa poetica, esta muy bien ilado el ritmo y las imagenes