Despedida por cortesía
El mundo impregnado de un frío bestial,
de un sinsabor de bocas felices.
El mundo es la mentira sin lugares,
y me largo extraviado tras el rastro de las hormigas.
Me voy donde crezcan flores negras como el olvido,
al lugar del borracho a la deriva,
más allá del rigor mortis
que me estruja el cuerpo fastidiado.
Me voy y observo feliz el trabajo de la muerte,
escuchando al sol y su canción de viejo nostálgico.
Me voy con mis pezuñas de oveja maldita,
Con la cadencia de quien no va a ninguna parte.
Me voy adormecido hasta el gran día
En que caiga la clepsidra,
atrofiada por el germen
que brota de esta desgracia.
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