El Vaso.
Crece por mis vértebras, la mandrágora;
Asesina comedia, que reproduce el cerebro.
A ojos del estrado,
Deshágome en cenizas.
Exímome del mundo,
Apelo a todo silencio.
Batallas desato elocuente.
Sólido triángulo de la mirada.
Más; no soy real.
Coexisto dudoso, parodiando un mañana.
Una ruca.
Una cría.
Con quirúrgico antifaz.
Emulo identidades.
Y ante los Lores soy pomposa eminencia.
En cada plenilunio;
Apóyome en el bar.
Siempre tan seco.
Desértico.
Influencio el entorno;
Inclúyome en el vórtice.
Predico la tormenta.
Lluéveseme los adentros.
Cuando vuelvo triunfante,
Sabe el espejo mostrar;
El ojo ya rancio, al que el asalta caminos
Llevóle ya el saco.
Sepa usted notar.
Sólo yo ante sus ojos,
Al final, allá en la cerca;
Donde el árbol yace yerto.
Ahí yo comparezco.
Sin guitarra.
En inviernos;
Y otras frías esferas.
Muros del corazón.
domingo, 28 de septiembre de 2008
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1 comentario:
Me agrada, me agrada. Aún así, creo que hay imágenes y metáforas y figuras varias que pueden estar más "redondas"; ojo con su sentido. Me agrada en términos generales, la estética "antigua" que siempre manejas al estilo Baudelairiano.
Ojo con las cacofonías, jetón, son armas de doble filo. Mira: "Yace yerto". Ahora, si te gusta "yace yerto" ¡entonces déjalo!
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