domingo, 28 de septiembre de 2008

El Vaso. ( por José Gutiérrez )

El Vaso.



Crece por mis vértebras, la mandrágora;
Asesina comedia, que reproduce el cerebro.

A ojos del estrado,
Deshágome en cenizas.


Exímome del mundo,
Apelo a todo silencio.

Batallas desato elocuente.
Sólido triángulo de la mirada.


Más; no soy real.


Coexisto dudoso, parodiando un mañana.

Una ruca.
Una cría.

Con quirúrgico antifaz.
Emulo identidades.

Y ante los Lores soy pomposa eminencia.

En cada plenilunio;
Apóyome en el bar.

Siempre tan seco.
Desértico.

Influencio el entorno;
Inclúyome en el vórtice.

Predico la tormenta.

Lluéveseme los adentros.

Cuando vuelvo triunfante,
Sabe el espejo mostrar;
El ojo ya rancio, al que el asalta caminos
Llevóle ya el saco.


Sepa usted notar.
Sólo yo ante sus ojos,

Al final, allá en la cerca;

Donde el árbol yace yerto.

Ahí yo comparezco.
Sin guitarra.
En inviernos;

Y otras frías esferas.


Muros del corazón.

martes, 2 de septiembre de 2008

Luego de hallar al ahorcado.

Define el tiempo que llevo colgando, precísalo a ciencia cierta. A mí ya nada puedes preguntarme, porque esta lengua que miras, cual si fuese una corbata, nunca escondió secreto más grande que estos dedos crispados. Mi carne está negra; opaca como un monte. ¿Qué clase de impulso te incita a descifrarla? ¿Por qué apuras, si yendo tan rápido sólo mermas los segundos, y no te espera otra cosa que ser este mismo objeto balanceado frente a ti?

El cuerpo que ves, la imagen inerte que antes fui yo, ya nada tiene que ver con la persistencia de tus ojos vivaces. Y sabes que tu cuerpo caerá a pedazos, lo sabes; y serás entonces un desperdicio de hombre, el trozo de carne anecdótica y descompuesta. ¿Y quieres rosas para tu entierro? ¿Un jazmín? ¿Un féretro orgulloso? ¿Que no ves lo que queda de mí? Ya largo vapores, arcadas de insectos y carroñas; soy casi tu sombra, y te traigo una noche inmensa sobre todas las otras noches. Te estoy hablando de gusanos. No podría hablarte de otra cosa. Huélelos mientras bullen por mis ojos.

Bajo la tierra serás carneado como el cerdo, comido y defecado por las moscas, sepultado bajo el barro que entrará en tu triste caja de madera. Observa cuidadosamente mi semblante y sabrás que no miento.



___________________________