jueves, 24 de mayo de 2007

Analogía interpretativa entre el Aleph de Borges e Internet en la actualidad


.



Nada más terminar de leer “El Aleph”, de Borges, se encuentra el lector frente a una reflexión casi obligatoria; un epígrafe tomado de “Hamlet”, de Shakespeare, al inicio del cuento nos dice: “Oh Dios; podría yo estar aprisionado en una nuez, y aún así ser un rey del espacio infinito” (Hamlet, en Borges, Emecé, 2005, p.223). En teoría existen muchísimos Aleph, y la posibilidad de ser partícipes de este fenómeno metafísico, esto es, de ser observadores de un punto mínimo temporo-espacial de gravedad invisible, en donde convergen todas, absolutamente todas las cosas y que es capaz de mostrarnos la realidad inacabable del cosmos, de manera de sentirnos como un ojo divino al cual nada puede escapársele porque todo lo domina, corresponde a una antigua tesis filosófico-matemática. Aleph es la primera letra del alfabeto sagrado y es, al mismo tiempo, el símbolo del lugar en donde Dios se encuentra, es decir, el sitio de la sabiduría absoluta. Borges utilizó esto como argumento de su cuento, el que terminó por transformarse en un magnífico suceso narrativo en los años en que fue editado. Análisis interpretativos posteriores a la obra, demostrarán cuán alejado estaba su autor de una realidad tecnológica actual.

Desde la Revolución Industrial, se ha puesto la ciencia al servicio de la humanidad; este es el papel que ha asumido la tecnología. En los años de la edición de “El Aleph”, los medios de comunicación correspondían a un fenómeno que asombraba al mundo por su capacidad de mediatez. En este sentido, quizá un igualmente asombrado Borges, como observador sensible de dicho fenómeno y adornando la tesis filosófica del Aleph con la ayuda de la narrativa, postuló que un Aleph cualquiera, siendo un poco observadores, podría interpretarse como una metáfora de lo que significaría en posteriores años la idea de “aldea global”. Aún así, este complejo escritor no vivió por desgracia lo suficiente como para conocer una de las creaciones más asombrosas concebidas por la humanidad: Internet.

Desde esta perspectiva, los medios de comunicación sólo guardan ciertas semejanzas interpretativas con la ficción del punto cósmico mostrado por Borges, ya que si bien hace más de un siglo han sido capaces de acortarnos las distancias a niveles insospechados (el telégrafo tiene mucho más de cien años), la información no es del todo simultánea, no posee esa virtud de gravedad infinita, ni tampoco la propiedad de convergencia temporo-espacial del Aleph. Es así como la televisión, la radio, o el teléfono, son autosuficientes entre sí, teniendo cada uno maneras únicas de utilización, y necesitando para esto lugares y tiempos diferentes. Es en estos años en los que vivió nuestro autor, y por ende sólo conoció la realidad del mundo junto a esta tecnología. Algunas décadas más tarde, al aparecer Internet en la vida cotidiana de la humanidad –proceso que lleva más de veinte años desde los primeros usos particulares y comerciales- la interpretación de Borges, esta ficción creada a partir de una tesis filosófica, ha ido tomando forma de realidad tecnológica.

Los computadores son, hoy por hoy, la herramienta multiuso más versátil y requerida, dadas las enormes posibilidades y utilidades que presentan. La tecnología ha permitido que este artefacto pueda realizar todas las funciones de los medios de comunicación incluso de manera simultánea. De este modo, el fenómeno temporo-espacial del Aleph se manifiesta en nuestra realidad, dado que no necesitamos ni espacios ni tiempos diferentes para informarnos. Así, por ejemplo, mientras conversamos con nuestros amigos del mismo modo que lo hacemos por teléfono, nuestro ojos, observan atónitos por medio de una imagen satelital, una ciudad completamente viva desde lo alto, con millones y millones de habitantes en movimiento, tal como Borges, en su cuento, observó con lágrimas en los ojos a todas las hormigas de la tierra.

Por otra parte, el hecho de conectarse al mundo a través de este prodigioso artefacto con el uso de un servicio de Internet, abre las puertas a un conocimiento que crece y crece a pasos agigantados; un conocimiento casi inagotable, que se multiplica a escala logarítmica. Internet es una inmensa red electrónica en la que millones de computadores en el mundo se encuentran conectados entre sí, permitiendo, de este modo, que sus usuarios puedan compartir toda clase de información almacenada en documentos electrónicos. Conectados a Internet, podemos hacer uso del servicio “www”, abreviatura de “World Wide Web”, que significa “red a lo ancho del mundo”. Este servicio es el encargado de realizar el milagro de que cada persona que se siente frente al computador, pueda tener, con extrema facilidad, acceso para visitar más de seiscientos millones de sitios web, que son los que poseen la fuente inagotable de conocimientos almacenados por toda la humanidad. Es así como todas las bibliotecas del mundo, la historia del ser humano, la religión, las ciencias, el arte, y absolutamente todos los conocimientos, pueden estar al alcance de cualquier usuario y en un sólo lugar haciendo uso de este servicio, del mismo modo en que Borges, bajo la escalera, fue testigo de todas las verdades del universo.

Abriendo bien los ojos, y reflexionando en todos estos asuntos, podemos admirarnos de que en un espacio de proporciones tan mínimas en relación a lo que nos ofrece, nuestro computador, junto a Internet, se transforma en el sitial de todas las realidades, en un punto de condensación infinito, porque el conocimiento que posee la humanidad del cosmos se encuentra ahí mismo, ante nuestros sentidos, y al alcance de millones y millones de usuarios en el planeta conectados a “La Red”. Nosotros somos partícipes de esta magnánima creación y construimos la “aldea global” tejiendo, paso a paso, las hebras de la red. Gracias a Internet estamos aquí, y en un segundo nos transportamos al otro lado del mundo, con una mediatez más eficaz que la de cualquier otro artefacto; tal como un ojo divino al que ninguna visión se le escapa, porque no conoce las distancias. En nuestro computador “habitan” y convergen todos los Aleph de la tierra, y todos los “reyes de espacio infinito”. Borges no conoció esto, no; si lo hubiese conocido su reflexión ante el fenómeno lo hubiera llevado a escribir algo aún más grande. Entonces tal vez, para nosotros, como partícipes de esta realidad, ha llegado la hora de comenzar a adquirir conciencia de nuestra actual posición ante este fenómeno tecnológico, y dejar el triste papel que nos han asignado de simples usuarios, para trasformarnos en soberbios dioses que, con sólo quererlo, podemos mover y traer el cosmos de aquí para allá, de norte a sur, de este a oeste, e incluso ponerlo bajo nuestros pies.

El inicio

Hola, humanos todos y variedad de criaturas. La verdad es que esto de ocupar un “espacio” público en Internet se me hizo un poco difícil de llevar a cabo; más que nada por mis grandes prejuicios acerca del grandísimo nivel de estupidez que abunda en espacios como Blogs y, muy especialmente, en Fotologs. De todas formas, creo que el espacio que ocuparé puede llegar a ser utilizado de una manera válida o, más bien dicho, valiosa. Es por esto que intentaré llevar a cabo lo dicho anteriormente, publicando de vez en cuando lo que se me vaya pasando por la cabeza, que a veces es harto y otras veces poco, pero siempre buscando aportar de alguna u otra manera. La idea es que quienes me conocen, al menos me saluden escribiendo una insignificante (mejor si es más que insignificante) referencia a lo que leerán. Evidentemente, no está prohibido hablar de otras cosas; no, pero la idea es que hagan críticas, malas o buenas acerca de lo que escribo; constructivas o destructivas, me da igual con tal que sean apropiadas y justificadas. Suena un poco a “disciplina”, pero siento que para escribir estupideces, Internet ya está plagado de espacios. Por otra parte, me gustaría que quienes lleguen a este lugar por casualidad, igual lean pero, por sobre todo, opinen. Para eso son estos espacios creo yo.

Un detalle. Este blog lo utilizaré para publicar toda clase de textos, esto es, ensayos, críticas, cuentos, poemas, fragmentos, etc. Así que no deben esperarse una línea unidireccional de lo que hallarán.

Bueno, ahora los dejo con un ensayo que escribí hace tiempo. Es un ensayo viejo, viejo, viejo, pero bueno, bueno, bueno. jajaja